Desde siempre, los padres han venido ayudando a sus hijos a dominar una serie de actividades complicadas como caminar, hablar, escribir y leer, respondiendo simplemente a la habilidad natural de aprendizaje de los niños y sin ningún tipo de entrenamiento formal. Los niños caminarán o hablarán cuando estén listos, ya que estas habilidades no se enseñan. La tarea de los padres consiste principalmente en estimular y asistir a los niños en sus intentos.
Los padres como asesores del aprendizaje
     Generalmente, los padres no tienen un plan determinado para la enseñanza del lenguaje de sus hijos, no sientan a los niños en un pupitre para que escuchen clases de lenguaje, ya que los niños aprenden naturalmente mediante la repetición de lo que escuchan. Los padres actúan como simples asesores de sus hijos dándoles ejemplos de lo que desean que reproduzcan y dejándolos aprender por sí mismos sin interrupciones constantes.
     El primer entorno de aprendizaje es el que el niño puede explorar por sí mismo. Esto no funciona así en la mayoría de los aprendizajes escolarizados y la lectura es uno de ellos. Es importante que los padres mantengan una estrecha vinculación con el maestro y la escuela en el desarrollo de este proceso y que en el hogar tomen en cuenta las siguientes consideraciones:
  • Evitar la crítica y comentarios negativos sobre las habilidades de sus hijos. Llamarlos lentos o flojos, pueden crear en ellos una predisposición al fracaso. Nunca deberán hacerse comparaciones negativas entre niños.
  • Fomentar la persistencia, no la maestría, y animar a los niños a que aprendan de sus propios errores.
  • No castigar los errores ni amenazar con no quererlos más si no alcanzan las metas propuestas.
  • Dejar que los niños determinen su propio ritmo de aprendizaje y estar siempre dispuestos a ayudarles en la resolución de sus dudas.
El primer contacto con la palabra escrita
     Al llegar a la escuela primaria, los niños traen consigo una serie de conocimientos sobre la lectura obtenidos de su propia experiencia frente a lo que se ha llamado portadores de texto. Los niños de entornos urbanos están sometidos a una enorme cantidad de estímulos lectores pues observan en su casa, en la televisión, el cine, los periódicos y revistas, y hasta en los anuncios que bordean los trayectos de su casa a otros sitios; muchos anuncios y objetos con portadores de textos que primero se hacen familiares y luego se transforman en verdaderos mensajes que pueden ser leídos sin dificultad.
     Este descubrimiento, de poder descifrar el mensaje de la palabra escrita, despierta en los niños el deseo de leer.
Requerimientos para el aprendizaje de la lectura
     Para que el aprendizaje de la lectura se desarrolle sin dificultades es preciso que el niño haya alcanzado un grado de desarrollo mínimo. Esto se ubica alrededor de los seis años a seis años, seis meses; pero esto no es suficiente, una serie de factores individuales pueden influir a favor o en contra del aprendizaje de la lectura, tales como: amplitud de vocabulario, madurez emocional y social, capacidad para expresar los pensamientos propios y ajenos, comprender, retener y organizar las ideas, perfecto estado de salud general, en particular de ojos y oídos, para estar en disposición de discriminar visual y auditivamente y coordinar los movimientos de sus ojos y músculos.
Los métodos para la enseñanza de la lectura
     En la actualidad, no existe una tendencia unilateral en cuanto a la selección del método para la enseñanza de la lecto-escritura, depende exclusivamente del juicio del maestro o la maestra, después de una detenida observación y análisis del grupo que recibe, de las características individuales de los niños y niñas que lo integran y de los resultados que espera obtener al final del curso.
     Una vez seleccionado el método que se empleará para la conducción del aprendizaje, el maestro ha de comenzar a aplicarlo tomando en consideración que en este proceso no deberán ser descuidados los factores que intervienen en el proceso de aprendizaje, es decir, no basta seguir al pie de la letra el libro de texto, sino procurar desarrollar al máximo la personalidad total de los niños. Entre los ejercicios que conducen a este desarrollo están los de vocabulario, expresión y comprensión oral y discriminación visual y auditiva.
Recursos que facilitan el desarrollo de la enseñanza de la lecto-escritura
  • Material elaborado por los niños: carteles, anuncios, mensajes, frases.
  • Juegos de lectura: Palabras perdidas en una frase u oración, loterías, palabras y frases dentro de una caja para sacar al azar y leerlas en grupo, dominó de letras y palabras, etcétera.
  • Ejercicios para desarrollar la comprensión lectora: Descubrir absurdos, interpretar dibujos e historietas, dibujar un texto leído, dibujar instrucciones o pasos para hacer algo, seguir órdenes por escrito, etcétera.
Lectura conjunta
     La lectura es una herramienta fundamental para la vida, pero aprender a leer no es ninguna carrera, cada niño o niña tienen sus propios tiempos, no importa tanto cuándo empiecen a leer los niños, sino que aprendan a disfrutar con ello.
     Así, el papel de los padres no es enseñar a sus hijos a leer, sino ayudarles a que aprendan.
     Estos son algunas de las tareas con las que se puede ayudar a aprender a leer:
1. Formar una pequeña biblioteca de libros interesantes en el hogar y llevar a los niños a efectuar visitas a bibliotecas públicas. Los libros para los niños deben reflejar el lenguaje cotidiano.
2. Leer a los niños mientras ellos miran las ilustraciones y el texto. Con el tiempo, los niños se anticiparán a algunas frases y más tarde intentarán leer ellos mismos.
3. Permitir que los niños determinen la velocidad de la lectura y elegir el momento en que se sientan a gusto realizando esta actividad.
4. Dejar que los niños cometan errores sin interrumpirles y corregirles constantemente. Casi todos los niños vuelven al inicio de la frase y corrigen sus propios errores.
5. Si los niños solicitan ayuda, darles pistas en lugar de decirles toda la palabra; los niños aprenden el significado por el contexto.
     En el acceso del niño al mundo de la lectura, la actitud de padres y maestros juega un papel fundamental, de ella depende que el tránsito del niño por este nuevo mundo sea liberador y no una fuente de conflicto y frustración.

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